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viernes, 31 de enero de 2014

El diálogo: "El anciano comilón"

Una tarde cualquiera, en un lugar cualquiera, en uno de esos bares cualquiera de cualquier ciudad, un hombre mayor al que le gustaba mucho zampar se disponía a pedir su comida:
- Hola camarero, quería tomar cinco chuletas de cerdo con patatas, un huevo frito, una ensalada y de beber, una cerveza.
- ¿Pero no se va a poner usted un poco gordo? Además, ya está demasiado mayor - replicó el camarero.
- ¡Que va! Yo solo soy un abuelo un poco lunático al que le va la marcha.
- Vale, lo que usted quiera señor.
El camarero le sirvió toda la comida.
- Tome señor.
El anciano se lo comió todo y, efectivamente, se puso muy gordo. Cuando el camarero lo vio le dijo:
- Lo ve señor, se ha puesto usted muy gordo.
El señor se marchó hacia su coche y cuando intentó entrar, se dio cuenta de que no cabía. El camarero, al verlo en apuros, fue a ayudarle y le dijo:
- ¡Ya no cabe ni en el coche!
- Vale, tendría que haberle hecho caso - asumió el anciano.
- ¡Pero ayúdeme a entrar! - le grito indignado al camarero.
- Vale, le ayudaré.

El camarero le ayudó y, finalmente, el señor mayor pudo irse a su casa muy arrepentido.

Álvaro García Masegosa


miércoles, 22 de enero de 2014

Las aventuras de Shane Jones


Había una vez un templo en el fondo de un lago en una selva lejana. La selva estaba llena de monos y de animales extraños. Nadie podía llegar a ese templo porque la jungla era muy peligrosa. Había, por ejemplo: serpientes venenosas, escorpiones, abismos, insectos gigantes, trampas y leones.

Shanes Jones, el intrépido aventurero, quería encontrar la forma de coger el puñal de diamante sin caer en la maldición. Dicha maldición decía que todo aquel que osase tocar el puñal se quedaría calvo y se le caerían los dedos. Pero Shane Jones tenía un plan...

El plan era sencillo. Él podría tocar el puñal porque hacía 8 años un cocodrilo engulló sus manos y le tuvieron que poner unas de metal. Por lo tanto, lo único que tenía que hacer era raparse el pelo para no caer en la maldición. Así que se talló una navaja afilando una piedra y se cortó el pelo (aunque se le escapó alguna pielecilla).

Una vez tuvo la cabeza pelada se fue a buscar el ansiado puñal. Cuando llegó al lugar donde debía estar el puñal, ya no estaba. De repente, se giró, y allí estaba su hermano, Indiana Jones, que siempre le robaba el protagonismo, comiéndose un coco utilizando el puñal para cortarlo mientras se burlaba de su fracasado hermano.

Pero, lo que no sabía Indiana era que mientras se reía de su pobre hermano, la maldición estaba cumpliéndose poco a poco. De repente, se le calló un pelo en un trozo de coco. Poco después, se quedó calvo del todo. Asustado, se puso a llorar como un bebe mientras gritaba:

- Mamá, sálvame.

Cuando comenzaron a caer dedos, cayó con ellos el puñal. Y Shane Jones, aprovechó para cogerlo e irse tranquilo mientras le decía a su hermano mayor:

- Te lo mereces, por robarme el protagonismo.

jueves, 16 de enero de 2014

El hospital tenebroso

Había una vez un hospital normal y corriente donde cada día se morían aproximadamente veinte personas. Como comprobaron que eran demasiadas personas las fallecidas, un día se cerró el hospital por intento de estafa y de homicidio. A partir de entonces, el hospital quedó abandonado y nunca se volvió a saber de él.

Dos años después un grupo de japoneses fueron a ver el hospital. Cuando vieron los cuerpos moverse, pensaron que era un espectáculo y se pusieron a reír: ¡Ji ji ja ja! Así todo el rato. Pero al fantasma jefe se le acabó la paciencia y entonces mandó matarlos. La policía se enteró y fueron a ver la causa de la muerte pero nunca lograron descubrirlo...

Continuará...

Sara

lunes, 13 de enero de 2014

¡Qué miedo!

Era un día antes de Halloween. En el patio había un niño que quería ir a clase pero lo cerró el matón del colegio. Entonces fue a la parte de detrás, saltó por la ventana y entró. Cuando quiso salir, también estaba cerrado por el matón, de modo que gritó pidiendo auxilio. Cuando su amigo lo oyó, llamó a la directora que fue a ayudarle. Cuando lo sacaron, juró que se vengaría e igual les paso a sus amigos. De modo que pensaron: en la noche de Halloween ,sabotearemos su casa.

Así que, tal y como habían dicho, esa noche fueron a su casa y pusieron muñecos, pósters, hologramas, etc. El matón, cuando abrió la puerta, se asustó mucho: en el suelo había algo que parecía sangre, en las paredes esqueletos y fantasmas y en el techo murciélagos. Entonces empezó a correr y sin querer rompió el jarrón mas valioso que había. Cuando llegó su madre, los chicos escondieron todo. La madre estaba muy enfadada con su hijo y dijo: estás castigado sin tele y sin consola un año por haber roto el jarrón. Los chicos no paraban de reírse y dijeron: ¡Ha sido el mejor Halloween de la historia!



Amín

jueves, 9 de enero de 2014

EL CONEJO, EL OSO, EL PATO Y EL BÚHO

Había una vez un bosque muy grande donde vivía un conejo, Zanahoria; un oso, Miel; un pato, Manzana y un búho, Caramelo. Eran muy buenos amigos, cada día jugaban a las cartas, nadaban en el río y tiraban piedras a las ardillas. Por las noches cocinaban tarta de hierba y sopa de pescado. Cada uno tenía un nombre especial: Zanahoria era el conejo porque su comida favorita era la zanahoria. Miel, el oso, porque siempre tenía miel en la cabeza. Manzana era el pato porque era el único pato que comía manzanas. Y, por último, Caramelo era el búho porque siempre robaba caramelos a las personas y también porque su casa era de caramelo.

Todos los días hacían lo mismo hasta que un día Miel dijo:
- Yo ya no quiero hacer lo mismo, quiero hacer otra cosa.
- ¿Por ejemplo? - preguntó Manzana.
- No lo sé, pero algo nuevo. Por ejemplo: baloncesto, fútbol...- dijo Miel.
- ¡Nunca! - gritó Zanahoria.
- Ya lo sé, vamos a robar caramelo en un mercado - dijo Caramelo.
- No, es una tontería. ¡Vamos a coger libros de la biblioteca! - exclamó Manzana.
- ¡Parad! ¡No vamos a robar caramelos, ni a coger libros, ni a jugar al baloncesto, ni nada de eso! Mejor tomaremos prestadas unas cuantas zanahorias... - dijo Zanahoria.

Y, como no pudieron elegir ninguna cosa, todavía están discutiendo en el bosque.

FIN


Panka