Dallana era una chica paralítica. Un día al salir del instituto se fue a un bosque y se sentó en un árbol, más tarde se durmió.
Soñó que era la mejor en todo: en balonmano, escribiendo microrrelatos, jugando al rompecabezas, a los videojuegos, haciendo pulseras de telaraña...
Se despertó y pensó: "Ojalá pudiera hacer todas esas cosas."
Dallana se hizo mayor y recordó todo lo que no podía hacer de pequeña. A partir de ahí ayudó a toda la gente que tenía su mismo problema y que no podía hacer cosas como esas.
Sofía Castro Fernández
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