Son unos niños hechos de llamas y están en su estrella natal, el Sol. Si nosotros estuviéramos allí arderíamos pero para ellos es una cosa habitual. Están jugando al balompié con un balón también llameante. Su expresión es sonriente. El ambiente que los rodea es muy triste: parece que son los únicos supervivientes de una explosión que ha arrasado todo un planeta.
Carlos Guerrero Álvarez
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